Cuando nos planteamos el inicio de un nuevo equipo de Special Handball debemos tener en cuenta cuáles serán los procesos por los que atravesarán las/los jugadoras/es a lo largo de la práctica de la actividad. Nuestras jugadoras/es “…son personas que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con el entorno, encuentran diversas barreras que pueden impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás ciudadanos…”[1].
En nuestros equipos de Special Handball vamos a trabajar específicamente en la discapacidad intelectual qué es el retraso intelectual o, también denominada discapacidad cognitiva, que se define como inteligencia y capacidades para desenvolverse por debajo del nivel promedio que se manifiestan antes de los dieciocho años y con personas con trastorno de salud mental (con grado de discapacidad). El síntoma principal es la dificultad para pensar y comprender. Las destrezas para desenvolverse en la vida que se pueden ver afectadas incluyen determinadas habilidades prácticas, sociales y conceptuales. A éstas también se las denomina áreas adaptativas que son definidas como: comunicación, autocuidado, habilidades sociales, vida en el hogar, uso de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, académicas y funcionales, trabajo y ocio y tiempo libre.
En la mayoría de los equipos trabajaremos con personas que tienen un déficit en al menos dos de estas áreas, que tienen un retraso mental con un coeficiente intelectual menor de 70, personas con síndrome de Down, que tienen trastornos de la personalidad, trastornos motores y personas con retraso madurativo leve y moderado y con personas con trastorno de salud mental.
Seguramente en las primeras sesiones de entrenamiento notaremos que todas las/los jugadoras/es corren detrás del balón sin otro objetivo más que lograr hacerse de él. Tranquila/o!! Pasar de esta situación a lograr que nuestro equipo domine el juego colectivo será un arduo trabajo que deberá pasar por diferentes etapas y requiere de un poco de planificación.
En el proceso de enseñanza aprendizaje podemos distinguir dos modelos, el tradicional que plantea primero el desarrollo de las habilidades motoras, técnica simple, técnica compleja, táctica y juego. En él la competencia es el punto final al que debe llegarse. Una mirada diferente y superadora es aquella en el que el proceso del desarrollo de la práctica del handball para personas con discapacidad intelectual o trastorno de salud mental, es planteado en “espiral”. El juego es el punto de partida y se van incorporando en forma paulatina y conjunta la técnica individual y la táctica.
Los/as entrenadores/as a cargo deben tener la capacidad de adaptarse a un grupo que, a priori, puede ser muy heterogéneo y que llegan con prácticas deportivas posiblemente muy dispares. Sin embargo, también deben tener en cuenta de que las jugadoras/res siempre traen conocimientos, habilidades y limitaciones que deben ser retomadas al momento de planificar el trabajo hacia adelante.
Trabajar las capacidades físicas: fuerza, velocidad, resistencia y flexibilidad y las habilidades motrices específicas del handball tales como: lanzamientos, desplazamientos, dribling, fintas es una tarea que no pueden soslayarse, pero deben ser adecuadamente incorporadas a lo largo de la planificación. Pero también hay otros aspectos para trabajar con el equipo durante toda la temporada: valorar constantemente los logros alcanzados mediante el esfuerzo individual y grupal; la aceptación de las propias limitaciones y la obligación de respetar las decisiones de entrenadoras/es y árbitras/os son algunos de ellos. Por último, aunque no menos importante, trabajar para adquirir hábitos de higiene personal y una alimentación saludable deberían ser también objetivos irrenunciables.
Como entrenadoras/es debemos tener muy en claro que 2 + 2 no siempre es 4 y que, si bien en todo deporte es necesario planificar, la capacidad de “hacer camino al andar” es un concepto que no podemos olvidar. Entre las cosas básicas que debes tener en cuenta son: hacer los mayores esfuerzos por aprenderte lo más rápidamente posible el nombre de cada jugadora/or (¡¡esto es fundamental!!); los entrenamientos evolucionan poco a poco y deben ser progresivos; las consignas deben ser claras y precisas y, paulatinamente, ve introduciendo el lenguaje propio del handball cuando les hables.
Respecto a las reglas del juego quizás es mejor introducir las 3 o 4 fundamentales al inicio y luego, poco a poco, ir agregando el resto. Te proponemos algunas que creemos son fundamentales para el inicio: el área NO SE INVADE; no se corre o camina más de 3 pasos con la pelota en la mano; no se puede actuar de forma violenta contra el rival (en etapas iniciales puede ser recomendable evitar directamente el contacto contra el oponente) y con el balón en la se pasa, se pica o se lanza antes de los 3 o 5 segundos.
Nunca está de más recordar que necesitas contar con material adecuado desde el primer día de entrenamiento. Disponer de pelotas suficiente (de ser posible 1 por jugadora/or) y del tamaño adecuado a las características del grupo con el que empezamos a entrenar, es fundamental. Lo mismo que disponer de pechera o petos de al menos 2 colores. Uno de los trabajos fundamentales que se debe realizar con todas/os los jugadores es desarrollar la percepción y la toma de decisiones de las/los mismas/os. Ello es prácticamente imposible de realizar si a “golpe de vista” no podemos distinguir quiénes juegan conmigo y quiénes contra mí.
Como decíamos al inicio, los más probable es que en las primeras sesiones todas/as las/los jugadoras/es corran detrás de la pelota. Poco a poco tendrás que lograr a través de juegos y ejercicios que el equipo logre pasar a la siguiente etapa en donde el objetivo es ganar terreno multidireccionalmente. Para ello, lograr controlar la ansiedad de las/los jugadoras/as por poseer el balón, se logra poniéndoles objetivos sencillos como apoyar el balón en diferentes lugares del terreno de juego sin que sea necesario marcar goles para sumar un punto.
El siguiente escalón que nos propondremos alcanzar con el equipo será, ahora sí, ganar terreno orientadamente, es decir identificar la portería donde debo marcar y aquella en la que debo evitar que el equipo contrario lo haga cuando perdemos la posesión del balón. En las primeras etapas el modo de defender es “tumultuoso y desordenado”, todos detrás de la/el que tiene la pelota. Por ello el siguiente objetivo es comenzar a estructurar una defensa individual/personal en la que cada jugadora/or se responsabilice de un atacante determinado más allá de que porte o no el balón. Este paso nos conducirá en una etapa siguiente a empezar a armar un bloque defensivo en 2 líneas.
Estos son primeros pasos, tener en cuenta que el camino continuará…
Autores: María Eugenia Lazo y Teodoro Lazo
[1] Definiciones tomadas de la Convención de la ONU, 2006 y Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud, OMS, 2002.