Superando Barreras: Balonmano, inclusión y empoderamiento
Cuando empecé a ser técnico de equipos de balonmano conformados por personas con discapacidad intelectual y trastornos de salud mental y empecé a empaparme de sus dificultades, cada jugador con una distinta pero también de su sentimiento de superación ante ellas, me hice una pregunta que iba a moverme en este camino de trabajo con ellos: ¿Cuáles son los desafíos más significativos que enfrentan las personas con discapacidad en el deporte y cómo podemos superarlos para construir comunidades más inclusivas?
Con esta pregunta en mente me fue más fácil trabajar y disfrutar enormemente con mi equipo hasta que surgió la oportunidad brindada por la Fundación Demanoenmano de ser el técnico de sus selecciones de Balonmano, algo que solo hizo enriquecer esta etapa de mi vida.
Las selecciones de balonmano masculina y femenina de la Fundación Demanoenmano están desafiando estereotipos y derribando barreras en el mundo del deporte. Estos equipos, conformados por jugadores con discapacidad intelectual y trastornos de salud mental, no solo están redefiniendo el juego, sino también construyendo puentes hacia una sociedad más inclusiva y solidaria.
El balonmano, el deporte de mi vida, un deporte apasionante y dinámico, se ha convertido en la herramienta perfecta para potenciar el talento y la resiliencia de estos deportistas extraordinarios. Numerosos estudios científicos respaldan los beneficios del deporte colectivo en personas con discapacidades, destacando mejoras en la salud física y mental, así como un aumento en la autoestima y la socialización.
Uno de los aspectos más inspiradores de estas selecciones es la diversidad que representan. Jugadores provenientes de diferentes clubes deportivos, que incluyen secciones de balonmano adaptado para personas con discapacidad, se unen con un propósito común: jugar al balonmano y superar desafíos juntos. Este enfoque no solo fomenta la inclusión, sino que también promueve la comprensión y el respeto mutuo entre los jugadores, independientemente de sus habilidades o condiciones.
En el terreno de juego, las diferencias se desvanecen y se da paso a la verdadera esencia del deporte: la colaboración, la estrategia y el espíritu de equipo. Las selecciones de la Fundación Demanoenmano no solo compiten, sino que también construyen una comunidad donde cada jugador es valorado por sus habilidades únicas. Es un recordatorio impactante de que el talento y la pasión no conocen barreras. ¿Como pueden estas lecciones aplicarse a la vida cotidiana para construir una sociedad más solidaria y comprensiva?
La inclusión en el balonmano no solo se limita al ámbito deportivo, sino que se extiende a la vida cotidiana de los jugadores. Estos jugadores encuentran en el equipo un apoyo invaluable, y los lazos formados trascienden más allá del campo de juego. El valor social de esta unión es incalculable, ya que contribuye a derribar prejuicios y a construir una sociedad más consciente y solidaria.
Fuera de la cancha, estos jugadores se enfrentan a desafíos similares a los de cualquier persona, pero con una resiliencia notable. La disciplina y la ética de trabajo inculcadas a través del balonmano no solo se aplican al juego, sino también a sus vidas diarias, permitiéndoles enfrentar obstáculos con determinación y confianza.
Además, la comunidad que se forma entre los jugadores se extiende a sus familias y amigos, creando una red de apoyo sólida que contribuye significativamente a la calidad de vida de cada uno de ellos. Estas relaciones van más allá de la práctica deportiva, abarcando celebraciones, apoyos emocionales y la creación de lazos que perduran a lo largo del tiempo.
En definitiva, las selecciones de balonmano de la Fundación Demanoenmano no solo son equipos deportivos, sino embajadores de la inclusión y el empoderamiento. A través de su ejemplo, inspiran a la sociedad a mirar más allá de las limitaciones percibidas y a reconocer el potencial ilimitado que reside en cada persona, independientemente de sus capacidades. Este testimonio vibrante demuestra que el deporte colectivo en general y el balonmano en particular, más que un juego, son un catalizador para la transformación personal y el cambio social.
Personalmente solo puedo concluir que después de tantos años de trabajo con ellos existe un impacto del deporte colectivo en la autoestima y la salud mental de las personas con diversidades diferentes y no solo para ellos, sino para su entorno y en particular para mi mismo, que he podido disfrutar del deporte con ellos, he creado lazos más allá del deporte y he sentido la emoción de sus éxitos, de sus pasos y decisiones vitales así como vivido sus fracasos, imponiendo el sentimiento de superación y todo ello me ha llenado y hecho crecer enormemente como persona. ¿Y al final, lo último en lo que pienso es en cómo puede aprender la sociedad de estas experiencias para comentar la inclusión en otros ámbitos de la vida?
Marc Pi Vicents