Esta es una de las preguntas recurrentes que siempre te preguntas y te preguntan.
Las “excusas” para no serlo son múltiples, no tengo tiempo, no estoy preparado, no puedo asumir ese compromiso y un montón de noes en los que probablemente tienes razón.
Pero siempre nos centramos en el no, no, no, en este artículo me gustaría centrarme en el sí; en plantearme no lo que yo puedo aportar a Demanoenmano si no lo que me aporta a mí el ser voluntario en sus jornadas deportivas.
La actividad comienza temprano, porque a las ocho y cuarto hay que estar en el polideportivo. Los primeros momentos de cada evento ya te aportan la alegría del reencuentro con los voluntarios participantes de ediciones anteriores. Además, está la bienvenida a los nuevos voluntarios, la satisfacción de ver que cada vez más gente se une a este proyecto.
Entre risas los organizadores intentan poner un poco de orden y se van distribuyendo las diversas tareas en las que hay que colaborar, una vez más nos ha tocado el bar, y parece ser que no lo hemos tenido que hacer mal del todo en las últimas ediciones, ya que los organizadores han decidido que este año además de los bocadillos fríos también habrá bocadillos calientes. ¿Habéis oído eso de que para mejorar tienes que salir de tu zona de confort? Pues no hace falta que tengas un coach, apúntate a unas jornadas y Mercè y Angel ya se encargarán de que crezcas como persona.
Los participantes van llegando, todos ellos ilusionados en compartir una nueva jornada haciendo deporte. Se acercan a saludarte y a comentarte que este año han mejorado. Y realmente es cierto, a lo largo del tiempo ves la mejora que el deporte les hace a estas personas, también ves cómo se esfuerzan para superar sus limitaciones, y aquí viene otra de las grandes aportaciones que me hace el ser voluntario, cuando en tu día a día piensas esto es injusto, no hay derecho, estoy cansado… los recuerdas a ellos, recuerdas que con motivación y esfuerzo se pueden conseguir milagros y eso te aporta un nuevo “chute” de energía, para superar un día que no estaba siendo del todo bueno.
Los partidos se inician y desde el bar se escucha a los acompañantes animando a sus equipos, hay rivalidad y competitividad, pero siempre de forma respetuosa, ni un insulto a los árbitros o a la afición contraria, un modelo a seguir por muchas otras aficiones.
Mientras en el bar ya tenemos todo organizado, dos voluntarios se han erigido en dioses de la panceta y se encargan de los bocadillos calientes, mientras el resto nos ponemos a hacer los bocadillos de queso, chorizo, jamón, e incluso algunas delicatessen como jamón y queso. El trabajo en equipo da resultados y en menos de una hora ya tenemos bocadillos hechos para todos los participantes. Esperemos que lo hayamos hecho bien y no se acaben unos más pronto que otros, aunque ya os lo adelanto, no, no lo hicimos bien.
Llegan los hambrientos participantes con sus tickets y es maravilloso ver como disfrutan con gran placer de un simple bocadillo de chorizo y un refresco, la satisfacción de ver que el pequeño trabajo que has hecho se disfruta tanto es inmensa. Ver como cuando se acaban los bocadillos de chorizo se conforman con los de jamón, sin montar dramas, cuanto tenemos que aprender, de ellos, a disfrutar de lo que hay y no enfadarse por lo que no hay.
A partir de este momento el bar ya funciona solo y no hace falta tanta atención por lo que puedes dar una vuelta y disfrutar de los partidos del resto del día, de compartir la comida con viejos y nuevos amigos; de animar a los equipos y por supuesto de la gran final y entrega de premios; de devolverles algo de lo que ellos te han dado a lo largo de este día maravilloso, en forma de gritos de ánimo y aplausos de reconocimiento a su esfuerzo diario.
Tan solo falta recoger, entre todos lo hacemos en un momento y con el último café del día emplazas a los antiguos y nuevos voluntarios al siguiente evento.
Te vuelves a casa y no has puesto la lavadora, la nevera está vacía -por suerte sobraron bocadillos y paella y alguno viene en la mochila- y piensas, pues mañana ya se harán las tareas pero el gran día que he disfrutado no me lo quita nadie, porque he compartido un día maravilloso con gente que sonríe a pesar de las adversidades.
Ya han pasado 10 años en los que los “sí” han ganado por goleada a los “no”. Vamos por otros 10 años más. Ser voluntario en las jornadas deportivas de Demanoenmano nos brinda experiencias enriquecedoras, nos permite ser testigos de la superación personal y nos regala momentos de alegría compartida. Es una oportunidad de crecimiento personal y de aprendizaje constante. ¡Únete a nosotros y descubre lo que ser voluntario puede aportarte!
Juan Carlos – Voluntario Demanoenmano