Hace ya más de 4 años que tuve mi primer contacto con el Yoga, estaba embarazada de mi tercer hijo y me intrigaba el porqué había tanta pasión por esa disciplina. Mi camino empezó por el Hatha Yoga, hay mil estilos distintos, pero todos, o casi todos los que yo conozco, mantienen un denominador común, el verdadero significado del Yoga, unión. Unión de cuerpo, mente y espíritu, aunque después de mi humilde experiencia, creo que hay tantas cosas intrínsecas y misteriosas en el de Yoga, que hay que vivirlo para poder narrarlo después.
Primero decidí formarme en Yoga para niño/as, ya que yo estaba sintiendo las herramientas para la vida que me proporcionaba el ponerme encima de una esterilla, y quería que en un futuro mis hijos/as pudieran tener a mano esa varita mágica, que les ayudara a vivir mejor. Pero luego quise más, este conocimiento no podía quedarse solo para mi familia, yo sentía que formarme como profesora y poder compartir con más personas, sería un camino muy bonito.
Hace menos de un año, mi hijo fue diagnosticado con TEA (Trastorno del Aspectro Autista), y por casualidad, gracias a una amiga, yo ya había oído hablar de una mujer que hacía Yoga para niños/as con necesidades/poderes especiales, y que era mágico lo que se vivía en esas sesiones.
Empecé a investigar y mi gran suerte fue que la formación que impartía la Asociación de Yoga Especial en Barcelona, empezaba en dos semanas.
Solo puedo sentirme agradecida por asistir a esa trans-formación de la mano de Arantxa Bermejo (fundadora de la Asociación de Yoga especial) que tiene una sensibilidad de otro planeta para trabajar con estos/as niños/as, y a Rosa del Barco, delegada en Barcelona de la Asociación.
Los beneficios a nivel salud y emocional son muchos, desde el Yoga podemos trabajar la respiración, la coordinación, la concentración y sobre todo llevar el sistema nervioso a la calma, tan necesaria en personas que sufren estrés y a veces no pueden expresarlo naturalmente. Así que, tanto las personas con discapacidad, como el resto, pueden ganar en bienestar físico y emocional, y también en concentración, capacidad pulmonar y aterrizar en su cuerpo y conocerlo bien para poder mejorar las respuestas hacia su entorno, sintiendo más seguridad y autoestima.
Parece que el significado del Yoga, me ha llegado hace poquito, y si que es unión, pero también es oportunidad, cambio de mirada, de perspectiva, de creencia, hacia esos seres tan especiales que simplemente han nacido con distintas capacidades. El Yoga nos ofrece herramientas para trabajar con estos/as niños/a y adultos. A través de las Asanas, que hay que adaptar según las necesidades de quien esté en frente tuyo en la esterilla, puedes servir a esa persona para que sienta su cuerpo, respire, gane fuerza, elasticidad, tono muscular, relajación del sistema nervioso, puede trabajar mucho físicamente, pero lo más importante, lo que a mi más me mueve por dentro, es la mirada hacia ellos/as, una mirada que les transmita que todos somos uno, iguales, que son capaces de muchísimas cosas, y que los que nos tenemos que adaptar somos nosotros/as, no ellos/as.
Eva Romo, instructora de yoga, yoga especial y mamá de Bruno (de Carla y de Berta).
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